El año 2005 gracias a la invitación de la Universidad Loyola, realizamos un curso de casi un año, denominado “Curso superior de tecnologías en ingeniería de sonido”. El proyecto era bueno, pero ya tenía un precedente fallido que no llego a término por diversos problemas (sin comentario).
Esta era la oportunidad de cambiar dicha situación y seguir adelante en el campo del sonido. Pero después del primer trimestre comenzaron los problemas, sobre todo administrativos, en uno de los tres ejes del curso, el eje matemático (física, electrónica y mantenimiento).
Los otros campos; el musical y sonido (electroacústica, refuerzo sonoro, estudio de grabación), continuaron con cierta normalidad, pero ya quedó un ambiente muy informal por parte de la Universidad.
Por un compromiso moral, con los alumnos que eran parte de este proyecto, y que llegaron con mucho interés y optimismo al mismo, el eje de Sonido fue el único que pudo terminar como estaba establecido en el programa, y todos nos quedamos con un sabor amargo, por las otras materias que quedaron a medias (colgadas) y obviamente esto derivó a que el curso, una vez más sea un fracaso y no tenga continuidad.
Por mi parte una linda experiencia y el sueño de que en algún momento tengamos no una, si no muchas alternativas, donde estudiar y crecer en este apasionante mundo del sonido.Saldo positivo: Algunos alumnos que terminaron el curso (entre comillas), hoy son grandes amigos y colegas de trabajo, con los que me encuentro eventualmente en algunas actividades y podemos seguir compartiendo esta pasión por el sonido.
Conclusión: Lastimosamente muchas instituciones en el medio que quieren realizar cursos de este tipo de materias “tecnológicas/modernas”, no cuentan con la infraestructura necesaria, por lo que les significa un gran costo económico alquilar el material requerido y ya deja de ser un buen negocio.
Pero una caída es para pararse, analizar los problemas y caminar con mayor seguridad, ganas y experiencia.
Esta era la oportunidad de cambiar dicha situación y seguir adelante en el campo del sonido. Pero después del primer trimestre comenzaron los problemas, sobre todo administrativos, en uno de los tres ejes del curso, el eje matemático (física, electrónica y mantenimiento).
Los otros campos; el musical y sonido (electroacústica, refuerzo sonoro, estudio de grabación), continuaron con cierta normalidad, pero ya quedó un ambiente muy informal por parte de la Universidad.
Por un compromiso moral, con los alumnos que eran parte de este proyecto, y que llegaron con mucho interés y optimismo al mismo, el eje de Sonido fue el único que pudo terminar como estaba establecido en el programa, y todos nos quedamos con un sabor amargo, por las otras materias que quedaron a medias (colgadas) y obviamente esto derivó a que el curso, una vez más sea un fracaso y no tenga continuidad.
Por mi parte una linda experiencia y el sueño de que en algún momento tengamos no una, si no muchas alternativas, donde estudiar y crecer en este apasionante mundo del sonido.Saldo positivo: Algunos alumnos que terminaron el curso (entre comillas), hoy son grandes amigos y colegas de trabajo, con los que me encuentro eventualmente en algunas actividades y podemos seguir compartiendo esta pasión por el sonido.
Conclusión: Lastimosamente muchas instituciones en el medio que quieren realizar cursos de este tipo de materias “tecnológicas/modernas”, no cuentan con la infraestructura necesaria, por lo que les significa un gran costo económico alquilar el material requerido y ya deja de ser un buen negocio.
Pero una caída es para pararse, analizar los problemas y caminar con mayor seguridad, ganas y experiencia.
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